En 1934 es nombrado Archivero General del Departamento de Estado y Archivo, con un sueldo mensual de $90.00. Se encargó de la organización de los documentos, expedientes y libros, con la finalidad de ser clasificados y localizados con mayor facilidad para su consulta. Solicitó vidrios para las puertas y la construcción de estantes para evitar la destrucción de los documentos debido a la humedad en paredes y pisos. El 10 de septiembre del mismo año solicitó una licencia con goce de sueldo, ya que llevaba trabajando 11 años consecutivos. Años más tarde informó las destrucciones en el inmueble que realizaron los empleados de la Junta Local de Caminos y solicitó mascarillas para evitar la aspiración del polvo del papel y prevenir la silicosis.